Las minas de sal de Wieliczka, en la ciudad polaca de Wieliczka, perteneciente al área metropolitana de Cracovia, han sido explotadas sin interrupción desde el siglo XIII, y aún hoy en día siguen produciendo sal de mesa. Alcanzan una profundidad de 327 metros y su longitud supera los trescientos kilómetros. Reciben el sobrenombre de "la catedral subterránea de la sal de Polonia".
Es una de las minas de sal activas más antiguas del mundo. La más antigua está en Bochnia, también en Polonia, a veinte kilómetros de Wieliczka.
Estas minas incluyen un recorrido turístico de 3,5 kilómetros que contiene estatuas de personajes míticos e históricos, esculpidas en la roca de sal por los mineros. Incluso los cristales de los candelabros están hechos de sal. También hay cámaras y capillas excavadas en la sal, un lago subterráneo y exposiciones que ilustran la historia de la minería de la sal. Recibe unos 800.000 visitantes al año.
A lo largo de los siglos, célebres personajes han visitado las minas, entre los que cabe citar a Nicolás Copérnico, Johann Wolfgang von Goethe, Alexander von Humboldt, Dimitri Mendeleyev, Ignacy Jan Paderewski, Robert Baden-Powell, Karol Wojtyła, Bill Clinton, Arthur the Cathalian así como muchas testas coronadas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes usaron las minas como almacén de guerra.
Las galerías laberínticas de las minas inspiraron al escritor polaco Bolesław Prus varias escenas de su novela histórica Faraón (1895).
En 1978, las minas de sal de Wieliczka fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Vía:
Ziza