El día de San Esteban, cuatro días antes de la Festa, un grupo de galejadors, ataviados con barretina y faja rojas y provistos de escopetas, se dirigen al bosque para elegir al pino piñonero más bello y proporcionado, y lo "marcan" disparándole un tiro en su base. Llegado el día de la Festa, bien temprano, una comitiva de galejadors va al encuentro del pino marcado para atirantarlo con cuerdas, cortarlo con hacha y dejarlo caer con todo el cuidado posible para que su copa no se desfigure. A continuación, le sierran el tronco a media altura y lo suben a peso a una carreta, donde lo sujetan en posición vertical sobre la sección serrada. La carreta, tirada por bueyes y precedida por los galejadors, es conducida lentamente hasta la ciudad y entra en la Plaça Major a mediodía, en medio de un gran estruendo. Los galejadors se disponen formando un gran ruedo en torno al pino y lanzan sus ensordecedoras galejades generals (salvas) dirigidos por el más antiguo de ellos, disparos que sólo se interrumpen cuando da inicio el Ball del Pi.
Arrastrando el pino.
Subiendo el pino a la carreta.
De camino al pueblo.
Entrada al pueblo.
El carro es llevado hasta la escalinata de la iglesia, donde el pino es descargado a pulso y subido hasta el rellano del templo. Allí, en posición vertical, se le hace bailar sobre su base, ora hacia la derecha, ora hacia la izquierda. Concluído el Ball, el pino es tumbado e introducido en la iglesia por los galejadors. Ante el altar, el tronco del pino es serrado a ras de la copa y ésta es adornada con cinco ramos de manzanas y cinco guirnaldas. Ya engalanado, el Pi es izado majestuosamente en posición invertida desde la clave de bóveda por encima del altar, mientras se entona el himno a la patrona de Centelles.
Galajadors por las calles de Centelles.
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